El viejo Juan y la maravilla

El viejo Juan vive en una casona del casco antiguo de la ciudad, el olor a madera y caña es característico de ese tipo de moradas. Juan es un hombre mayor, nunca se caso ni tuvo hijos, vivía en la soledad de amargos recuerdos, rodeado de miseria y un miedo desesperante a la vida, y de sosiego a enfrentarla.

Juan estaba sentado en su escritorio, llenando esos tediosos libros contables, de balances generales y otros de ocho columnas. Aburrido de su vida y de todo el trabajo que tenia que hacer, así que decidió tomar un descanso. Mientras miraba por la ventana de su cuarto noto una flor de maravilla que se asomaba. Tenía un color amarillo como los rizos de esa pequeña holandesa que había amado en su juventud, esa simple flor le trajo los recuerdos que le atormentaban, como deseaba que la historia de su vida fuera otra, ya viejo sin amor, con hambre de afecto y apesadumbrado de su soledad. Sentía una cierta envidia de la tranquilidad de aquella planta, no sabia de soledades ni desamores, era tan ajena a todos los problemas. Incluso él se preocupaba todos lo días de darle agua y que le llegara el grato sol de la tarde. Por un momento deseo ser esa planta y desligarse de sus frustraciones.

Con desolación le dice desde la ventana:

-Que dichosa es tu vida, tienes a alguien quien te cuide, que te dé agua, tienes una buena tierra, todas las tardes tomas un grato sol. Mientras que yo estoy solo en esta casa y no tengo quien me cuide.

El viejo Juan sin saber que la planta lo observaba todos días y también sentía envidia de su vida.

La maravilla no soporto más los lamentos del viejo e indignada se atrevió a hablarle:

-Juan que fortuna la tuya de ser libre, puedes salir de ese dormitorio y beber mejores aguas, comer una mejor tierra, y tomar un mejor sol. Has tenido todas las oportunidades de sobra en la vida, pudiste haber tenido una familia, y a alguien a quien amar, haber sido feliz sin la necesidad de depender de otra persona, y no ser presa de una maceta. Como será tu fortuna que todavía a tu edad la vida te entrega oportunidades, puedes cometer errores y poder solucionarlos mientras que yo solo soy presa de esta maceta. Sin al menos haberme equivocado alguna vez en mi vida.

Juan sorprendido de lo que había escuchado, pero estaba más sorprendido por la realidad que la planta lo hizo ver, sintió una cierta congoja por la maravilla, pero sintió una congoja aun mayor por él, por lo que había hecho de su vida, así que decidió cambiar y ya no se lamentaría mas de sus desgracias, si no que se preocuparía de ser feliz. Tomo a la planta y salieron juntos en busca de una mejor agua, una mejor tierra y un mejor sol, aunque ya había perdido mas de 60 años de su vida.

Muchas veces nos comportamos como el viejo Juan, pasamos lamentándonos y sintiendo miedo de atrevernos a hacer cosas distintas, cuanto nos hemos privado de hacer por la incertidumbre de cometer errores. Un día alguien me dijo que el hombre se cae, porque tiene la particularidad de saber pararse. Así que este nuevo año, al igual que Juan saldré a buscar una mejor tierra, una mejor agua y un mejor sol.