martes, noviembre 13, 2007

Caravana póstuma


Mientras todos corren por las vías de la autopista principal me detengo a un costado,
no quiero seguir al mismo ritmo de todos estos conductores que se mueven veloces
en dirección a no sé dónde. A lo lejos se acerca una caravana póstuma, este cortejo
fúnebre debe ser de alguien relativamente querido, me lo imagino por la cantidad
de vehículos que la conforman. Hace unas semanas atrás un día domingo sin
nada más que hacer me uní a una de estas caravanas, sin conocer al difunto
los seguí hasta el cementerio y me senté un tanto lejos para ver la ceremonia
que hacían, fue todo muy bien organizado si mientras bajaban el ataúd
al nicho pusieron una canción de fondo de un cantante que aun no reconozco.
Al observar todo ese dolor, todo ese sufrimiento recordé el mío que aun
está muy presente. Hace unas semanas cuando entre a la UTI del servicio
médico nunca me imagine que iba a encontrar a mi padre en ese estado,
no quería entrar a verlo porque es fuerte ver a alguien que está luchando
de esa forma con la muerte. Verlo conectado a tantas maquinas que constantemente
lo estaban monitoreando, a otra que le suministraba oxigeno y otras mas que no
tengo idea su funcionamiento. Todos sabíamos que un quinto infarto ya no lo
resistiría, pero no daba tregua aun tiene una deuda que cumplirnos y es morir
cuando sea viejo.


Esas semana fueron eternas, llenas de tenciones y soledades, hubo días
en que fui a la playa a conversar con la morena que duerme bajo las olas,
me hacia tanta falta, reconozco que esos días odie las distancias. Pero acá
estoy de nuevo porque la vida es vida como me dijo un buen día, nada
se detiene todo sigue su curso.