“Alicia sueña que baila entre filos y cuchillas busca algo suave en la radio y se toma otra pastilla, enciende la luz y pregunta ¿Qué habéis hecho conmigo? Era mi noche libre, estrenaba un vestido y ahora al despertar me siento mal.”
Alicia esta durmiendo recostaba sobre una tina, luce más bella que nunca. Parece doncella de cuentos de hadas.
Alicia se ve llena de vida, duerme profundamente ya no la despierta nada. Duerme como una niña, en su sueño se ve cansada. Antes de querer cerrar sus ojos tomo la decisión más importante de su vida, decidió dormirse callada. Decidió no despertar nunca, se fue entre sueños y poemas, entre sangre y vapor de agua.
Alicia murió sola, siendo una completa desconocida. Algunos dicen que se volvió loca, otros dicen que murió siendo amada.
La policía irrumpe en su casa sin lograr despertarla. Alicia yacía muerta hace horas, se durmió en su cuarto de baño con una vela que batallaba a la penumbra, una copa de vino en el piso y un poema sobre sus pechos desnudos la abrazaban en su lecho de amada.
El parte policial dice que murió de un shock hipovolemico. Con un cuchillo quirúrgico se rebano ambas muñecas, los cortes fueron tan profundos que de una sola rebanada quería dejar este mundo. En una fría bandeja de acero se llevan su cuerpo, esperando si alguien llega a reclamar sus restos, para poder identificarla. …
<< ¿Quién es Alicia? >> Me preguntaba cuando la vi tendida muerta sobre la tina. Quien soy yo me pregunto << ¡Yo soy Paulo! >> Trate de responderme aun no muy convencido quise entender y descubrir cual fue el motivo que gatillo su decisión. Que puede llevar a una mujer joven y atractiva a la muerte de esa forma, mas aun en un país extranjero, siendo una completa desconocida. Sus vecinos no es mucho lo que saben de ella. Si que es forastera por su acento caribeño y su piel morena.
Mientras pensaba intrigado y ansioso por saber quien es Alicia, suena mi teléfono móvil, era Juan un amigo de la infancia para avisarme que Andrés mi gran amigo y casi un hermano, hace dos días que cerro sus ojos al alba…
Cuando conocí el desierto de mi país me cautivo su hermosura, la profundidad de su cielo, sus incontables colores y el revolotear del viento que recorre la tierra como cascabeles de niños traviesos. Sin ser nortino soy un Antofagastino de tomo y lomo. Hijo adoptivo de esta tierra y agradecido de su generosa hospitalidad.
