viernes, junio 23, 2006

Mi maldito lado izquierdo.


Hoy al escribirle un correo a una amiga muy querida me di cuenta de todas las batallas que he enfrentado. Uno muchas veces no visualiza la lucha constante del día a día. Yo sin ser un hombre con fama he tenidos muchas glorias, la única batalla que he perdido en mi vida ha sido con Malva Marina. Esta mañana comencé una nueva cruzada… si una de tantas y se muy bien que no es la última, pero no me canso de ponerme de pie. Creo que herede la valentía de mi madre y aunque mi lado izquierdo este completamente maldito y de ves en cuando me cobra la cuenta salgo corajudamente a la arena como un gladiador.

Hoy al decirle a mi amiga que la vida es una constante lucha que hay que ganarla codo a codo inconcientemente pactaba un compromiso conmigo. Muy pronto volveré a bucear, a mis caminatas eternas por la húmeda arena, a construir mis esculturas en conchas, a salir con mis amigos y a reencontrarme con mi poesía.

Mi maldito lado izquierdo es una historia de nunca acabar. Hay días en que es mas maldito que nunca, pero hago esfuerzos por reconciliarme con el, por hacer una tregua. Para el colmo de mis males mi lado derecho se llama Paulo y el izquierdo Andrés.

Un día Malva Marina muy sabiamente me dijo "La vida es vida"…
Te imaginas si la vida fuese sencilla, es como recibir un trofeo sin haber hecho un esfuerzo por ganarlo.

Como espuma sobre las olas
.
.
.
.
.
.
¡Hay amor!
En tus manos he muerto dos veces
y no me canso de renacer,
furioso entre tus brazos,
sucumbir de tanto amor,
de ser espuma sobre las olas,
amarte hasta rabiar, morir,
resurgir cada mañana,
junto al calor de tu espalda.

viernes, junio 16, 2006

La vaquita Flo y la noche musical.

vaquita
Este cuento es un regalo a mi sobrina Florencia, la vaquita Flo.

Había una vez una vaquita llamada Flo. Esta vaquita era muy curiosa y quería saber por qué la noche es tan musical. Así que decidió salir a recorrer el campo y descubrir por qué en las noches la música rompe el silencio cuando la luna brilla llena de esplendor.

Adentrándose en la frondosidad del campo la vaquita Flo se encuentra con un cerdo, que revolcándose feliz en un charco de barro se sumergía y cantaba Oink, oink, oink.

La vaquita Flo se acerca a saludar al cerdito para preguntarle por qué cantaba tan feliz.

- Hola, ¿cómo te llamas? - Le dice al cerdito la vaquita Flo.

- Hola, me llamo Diego - respondió el cerdito -¿Y tú? -

- Florencia, pero todos me dicen Flo -

Interrumpiendo el canto del cerdito la vaquita curiosa le preguntó:

- ¿Por qué cantas de noche tan feliz? -

- Yo canto porque don Juan el búho con su canto alegre me contagia de felicidad –

Aún más intrigada por la respuesta de Diego el cerdito, quiso saber por qué don Juan el búho cantaba tan feliz.

- ¿Dónde puedo encontrar a don Juan el búho para preguntarle por qué canta tan feliz? – Preguntó la vaquita.

- En el sauce, cerca del lago, si quieres te acompaño – respondió el cerdito.

Así que la vaquita Flo y el cerdito Diego se fueron caminando en dirección al lago. A lo lejos, se sentía como don Juan el búho cantaba feliz Buuh, buuh, buuh. En la frondosidad del sauce distinguen a don Juan, así que Dieguito el cerdo lo saluda:

- Buenas noches don Juan, ¿como está? -

- Bien Diego ¿Y ésta señorita que te acompaña quién es? -

- Me llamo Florencia, pero todos me dicen Flo - responde la vaquita. – Le quiero hacer una pregunta don Juan:

- ¿Por qué canta de noche tan feliz? -

El viejo búho sorprendido por la extraña pregunta no supo responder bien por qué cantaba tan feliz. – Creo que canto porque el coqui canta feliz – Le respondió don Juan a Flo.

- ¿Y dónde puedo encontrar al coqui? - Pregunta confundida la vaquita Flo.

- En los matorrales a orillas del lago- Respondió el búho Juan.

En busca de una respuesta partieron los tres, la vaquita Flo, el cerdito Diego y el búho don Juan. Abriéndose camino entre la espesura de la vegetación sintieron a lo lejos Croack, croack, croack. Sólo tenían que sentir el croar del coqui para poderlo encontrar.

- Hola coqui, ¿cómo esta? - le pregunta don Juan.

- ¿Qué hacen ha esta hora de la noche y quiénes son los que te acompañan viejo Juan? – Le preguntó el coqui, que sobre unas hojas no paraba de croar.

El búho Juan le explica que ellos son sus amigos, la vaquita Flo y Diego el cerdito que querían saber por qué el coqui canta feliz cada noche.

El coqui también se sorprendió de la extraña pregunta, ya que tampoco tenía una respuesta buena que dar. Sólo contestó que cantaba porque el grillo, cada vez que había luna llena, cantaba feliz.

No contentos con la respuesta, partieron los cuatro a buscar al grillo, para averiguar por qué cuando hay luna llena la noche es musical.

No les costo llegar hasta donde el grillo, porque de lejos se sentía la armoniosa melodía del
Crick, crick, crick.

Los cuatro a coro interrumpen al grillo que cantaba encantado y le preguntaron por qué cantaba tan feliz.

- Le canto a la luna. Hace años que estoy enamorado de ella - les respondió el grillo.

Sorprendida al tener la respuesta del por qué la noche es musical, la vaquita Flo pensó que era inútil que un grillo le cantará a la luna siendo que ella está tan lejos y no lo puede escuchar.

Entonces el grillo le responde, que el sabe que es imposible que la luna escuche su canto, pero él le canta a su reflejo en el lago. Canta con tanto amor y felicidad que alegra al coqui, este a su vez al búho, el búho con su dicha contagia al cerdito y sus voces, como un gran coro, logran que la noche silenciosa sea musical… un enorme musical por amor.

- ¿Por qué te enamoraste de la luna que está tan lejos de ti? – Le pregunta intrigada la vaquita Flo.

Mientras afinaba sus patas traseras el enamorado grillo le dice:

- Es imposible no enamorarse de sus ojitos tristes, que como dos gotitas de estrella iluminan el lago para que pueda cantar -.

Satisfecha con la respuesta, la vaquita Flo se despide de sus queridos amigos y comienza el viaje de regreso a su hogar.

Cerca de su casa, la vaquita Flo sintió a lo lejos como el enamorado grillo comenzaba a cantar, lo hacia con tanto amor que la armonía de sus notas entusiasmaban al coqui y este al búho y el búho al cerdito. Ya casi en su casa aún sentía:

Crick, crick, crick… Croack, croack, croack… Buuh, buuh, buuh…Oink, oink, oink.

Entusiasmada con la melodía, la vaquita Flo miró a la luna y se unió al coro y muy fuerte hizo
Muuu, muuu, muuu.

Ahora, la vaquita ya sabía por qué la noche era musical y cada vez que hay luna llena, el grillo enamorado abandona el silencio y le canta a la luna con amor.

Fin

sábado, junio 10, 2006

Cuando Antofagasta amanece nublada me recuerda los días de infancia en mi querida Viña. Comienzo a recordar todo lo que he extrañado a lo largo de mi vida.

Extraño:
La neblina por la mañana.
El viento que mueve el musical palto a la entrada de mi casa.
Los desayunos con huevo revuelto y el pan batido de la panadería el esfuerzo.
El beso tabacoso de mi abuelo en la madrugada.
Ver desde mi ventana el club hípico.
Ir a cazar ranas con mi hermana.
Comer los membrillos de la casa.
El olor a tierra húmeda después de la llovizna.
Las caminatas por la quinta Vergara con mi abuelo.
Trepar los árboles con mi abuela que después pide a gritos que la ayuden a bajar.
Ir a comprar pescado con mis padres a caleta portales.
Volar cerro abajo.
Perderme por las calles de Valparaiso.
Mi cuaderno de tapa verde.

De mi vida actual también extraño

Bucear casi todo el año.
Salir a caminar por la playa.
Mi poesía.
Tu voz, morena de ojos tristes.


Para no seguir extrañando tanto les dejo esta receta. Siempre cuando necesito subir el ánimo termino en la cocina.

LOMO CHATEAU CON PURÉ BIARRIZT

Ingredientes:

250 gramos de lomo por persona.
6 pancetas ahumadas por persona.
200 gramos de papas por persona
Un pimentón
¼ de jamón.
Una tasa de leche (en proporción a la cantidad de puré).
Dos cucharadas de mantequilla.

Preparación del plato:

Corte un trozo de aproximadamente 250 gramos de lomo en medallón, luego cubra los bordes laterales con panceta ahumada. Fíjelas con pinchos de maderas (preferentemente que estén húmedos). Posteriormente selle el lomo en un sartén casi a la plancha por sus dos caras horizontales. Una vez que este bien sellado (técnica para no perder el jugo de la carne) agregue un poco de aceite al sartén y comience a freír hasta que el lomo obtenga los 80 grados de temperatura en su interior (punto de cocción). Reserve el lomo para que no pierda la temperatura.
Prepare el puré (con leche y mantequilla). Corte en juliana el pimentón y el jamón, mézclelos con el puré 10 minutos antes de servir. Monte en un plato el Lomo Chateau con el puré Biarrizt. Acompañe de un buen vino tinto y una buena compañía.

La mesa esta servida si quieres me acompañas a cenar.

domingo, junio 04, 2006

Tus Manos, Mis Manos

mujer_en_reposo
Durmiendo completamente sola un aroma la despierta como si le susurrara al oído un beso. La soledad de la noche le atormenta los sueños. Sabe muy bien que no es la culpable de no poder compartir su cama, es él, el responsable del abismo insostenible bajo sus sabanas. Lamentablemente el hombre que ama es quien la condena cada noche a dormirse desprotegida de la oscuridad que teme tanto.

El aroma la impregno por completo sintiendo un terrible deseo de ducharse
es que todo el cuerpo me ardía. Sentía que me quemaba algo, no se precisamente que era. Pero me enloquecía. Te lo quería escribir pero quería ducharme… Necesitaba quitarme la ropa sentir la desnudes, sentirme primitiva. No sabia si quería reír o llorar, hablar o callar, estaba confundida. Así que no lo pensé más y me desnude. Puse el agua fría por que pensé que aquel ardor me lo quitaría, pero aquella agua fría me recordaba a las caricias que me daban y no sentía. Las gotas que caían yo las veía evaporarse antes de tocar mi cuerpo, como si me temieran… es como si huyeran miedosas de morir quemadas. Me alucina ver como se derriten….


Mientras recorría las frías calles de la ciudad con mi amigo Tulio el viento como un caballo galopaba haciéndonos compañía. A paso lento nos abríamos camino en la soledad de la noche. Se muy bien que tengo que cuidarme del frió, que al igual que la soledad me esta enfermando, pero necesitaba caminar de noche el encierro no es mucho lo que me ha ayudado, por suerte siempre que me da la locura de salir a recorrer las calles esta mi buen amigo. El me entiende, nunca me pregunta ni me ha cuestionado nada, solo me acompaña al ritmo de mis pasos.

Estas conversaciones nocturnas han sido la mejor terapia para ambos.

Si tan solo lo pudiera dibujar pero mis manos están ocupadas dibujando tu silueta en mi cuerpo. Entonces puse el agua caliente y no se por que pensé en aquellos besos tan dulces que sentí y nunca me diste. Recordé tu mirada tan linda como la flor. Aquellas miradas tan profundas que sin saber como mi mano saludaba el interior de mí sexo una y otra vez pensando en ti. De momento, un grito y una manera desesperada de buscar aire.

Solo sus versos se apoderaron del vapor que expelía su cuerpo.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera.
Sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.


Al ver mi cama vacía no dejo de sentirme culpable de no poder hacerle compañía. Aun no he encontrado la forma de acortar esta distancia geográfica. Solo se que cada noche tus manos son mis manos.

Al acostarme vuelve el dolor de cabeza, la presión hace estragos en mis oídos producto de la obstrucción de mis senos paranasales. Lo único que me calma es saber que al cerrar los ojos aparecerá ella como sirena mientras me sumerjo en la apnea de mis sueños.