Miedo
Definitivamente el sábado pasado no fue un gran día, más bien ha sido uno de los peores de mi vida. Todo comenzó muy temprano por la mañana. Estaba supervisando un trabajo de estructuras metálicas. Uno de mis trabajadores estaba reforzando un riel con un perfil de acero 50X30X4 mm yo estaba a su lado revisando que el cordón de soldadura sea limpio y continuo. En una de esas siento un ruido y un golpe muy fuerte en mi brazo y posteriormente en el pie. Cuando miro hacia el lado veo que el soldador se toma la mano muy fuerte porque había recibido un golpe. Lo que nos había golpeado fue un perfil de similares características al que se estaba soldando. A mi solo me golpeo por el costado, lo que me produjo una lesión leve, pero el peor golpe lo recibió el soldador que la tira de acero al momento del impacto le reventó un dedo. Los dos sabíamos que la lesión era grave. Yo estaba casi pálido sabia que si se sacaba el guante nos encontraríamos con algo muy desagradable. Así que me arme de valor y trate de darle los primero auxilios. Al ver su dedo con un corte de aproximadamente unos dos centímetro y sangre en abundancia. El hombre me confeso que cuando ve sangre se desmaya, a mi me ocurre lo mismo, pero no era ni el lugar ni el momento para confesarlo. Paralizamos el trabajo para que se fuera al hospital del trabajador. Al analizar la causa del accidente concluimos que fue por negligencia. El perfil no estaba anclado y por ende cualquier movimiento o golpe era seguro que se iba a venir abajo. En gran parte la responsabilidad también era mía, ya que yo tenía que haber prevenido eso. Después pensado en forma mas fría di gracias de que solo me roso el perfil de acero porque a esa altura y por el peso un golpe en la cabeza me mata.
Ese día estaba un tanto choqueado por el accidente. Estando en mi casa me llama un amigo para invitarme a salir a tomar algo para relajarnos. En un principio no tenía muchas ganas de salir, pero el día no había sido uno de los mejores y muy bien me harían unas copas para despejarme. Nos fuimos a un pub que en ese lugar había un grupo de amigos que están casi a diario en sus reuniones eternas de copas. La conversación estaba entretenida y la noche iba avanzando, en eso suena el celular de mi amigo Tulio, lo llamaban unos colegas para invitarlo a un carrete en una casa. Como yo no conocía nadie opte por quedarme a terminar mi copa de vino y después irme a casa. Cuando Salí del pub como nunca la noche estaba solitaria, fría y silenciosa. Alcanzo a caminar una cuadra desde que salí del pub cuando veo que vienen tres tipos en dirección contraria. A lo lejos y a simple vista se veían “personas decentes”. Cuando están a tan solo a un par de metros de mi se separan, uno se va en dirección a mi lado derecho, el otro al izquierdo y el del medio se me acerca para pedirme un cigarrillo, le digo que no fumo, entonces me pide dinero. Al decirle en tono cortante se me acerca y me toma de la ropa y me empuja hacia un vehículo que había estacionado, trato de empujarlo yo también, pero me percato que saco una cuchillo y en fracciones de segundo me pone su arma en el cuello, mientras que el otro revisaba mis bolsillos en busca de un motín, el tercer tipo hacia de pared humana por si es que pasaba alguien no viera lo que sucedía. Mientras sentía el frio metal en mi garganta, sentí miedo, aunque no era la primera vez que me enfrentaba a la muerte nunca había sido de esta forma tan violenta. El asalto duro solo unos minutos pero para mi fueron eternos. Pensaba en Malva Marina, en perderla. Solo atine a cerrar los ojos y buscaba el rostro de Malva grabado en mi memoria, su voz, su risita de niña traviesa, desde miles de kilómetros en silencio le decía como todos los días que la amaba. Sentí miedo de morir y no volver a verla, que esos delincuentes me privaran de abrazarla, de sentir cada noche su aroma. Sentí miedo porque mi vida ya no estaba en mis manos, eran otros los que decidían sobre mi existencia. Dentro de todo lo que me robaron lo que mas siento fue mi teléfono móvil, no por el aparato, porque ese me lo repone la compañía, pero en él tenia grabada la voz de Malva, un día que conversamos grabe su voz y ella me dejo un mensaje. Cada día que me sentía solo sabia que en mi teléfono tenia su voz grabada diciéndome te quiero.
Definitivamente no fue un gran día, lo único que quería era llegar a casa y estar tranquilo. Tenía mucho frio, ese frio que se siente cuando uno siente miedo.